Durante los dos primeros años de vida, el niño comienza su desarrollo físico e intelectual. Se trata de un periodo clave en el que su crecimiento depende de unos adecuados hábitos alimentarios. Sin embargo, se debe mantener una saludable alimentación desde el embarazo de la madre. Esto se conoce como la ventana de los 1.000 días.
Durante el embarazo es importante mantener una dieta equilibrada y diversificada, con el aporte adecuado de proteínas, calorías, vitaminas y macronutientes (hierro, cinc, ácido fólico). Sin embargo, comer mejor no significa comer más. La creencia de que durante el embarazo hay que comer por dos se descartó hace tiempo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que durante los primeros 6 meses de vida se alimente al niño exclusivamente con leche materna, para que su crecimiento, desarrollo y salud sean óptimos. Pasados esos seis meses, deben introducirse alimentos complementarios, combinados con la lactancia materna hasta los dos años como mínimo.
Los alimentos complementarios deben ser ricos en nutrientes y deben administrarse en cantidades suficientes. A partir de los seis meses se le suministran al niño en pequeñas cantidades, aumentando gradualmente la proporción a medida que crezca. Estos alimentos deben ser variados, entre productos cárnicos, pescado y huevos, con la mayor frecuencia posible.
A partir de los 6 meses pueden comer alimentos en forma de puré, triturados y semisólidos; a partir de los 8 meses se puede dar a la mayoría de los niños diversos alimentos que se pueden comer con la mano, y a partir de los 12 meses pueden comer en general los mismos productos que el resto de la familia. Los alimentos deben tener una consistencia apropiada para la edad del niño. Los alimentos complementarios deben administrarse unas 2-3 veces al día entre los 6 y 8 meses, aumentando a 3-4 veces al día entre los 9 y los 11 meses. Entre los 12 y los 23 meses se les debe dar de comer unas 3 o 4 veces al día. Y dependiendo del apetito que tengan se pueden añadir 1 o 2 refrigerios nutritivos entre comidas.
Adicional a la alimentación adecuada, es importante que los padres demuestren sensibilidad al alimentar al niño, darles de comer despacio y con paciencia y alentándolos a comer, pero sin forzarlos. Cuando no quieran comer, se puede probar combinaciones diferentes de alimentos. Los momentos para comer deben ser de aprendizaje y amor, son espacios para hablar con los niños y tener contacto visual con ellos.
Esperamos que estos consejos aporten al cuidado de tu hijo, y puedas tener seres humanos saludables.
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